domingo, 13 de diciembre de 2009

1 lustro

Llevo 5 años preguntándome muchas cosas. Me siento extraño, distinto a como era antes, he probado algunas sustancias y no me arrepiento por consumirlas, he probado algunas otras experiencias de las que si me arrepiento; he probado el amor y el odio; y he logrado a la vez que me odie muchas personas.

Llevo 5 malditos años sin encontrar respuesta alguna. De mis padres no sé mucho, ya no los visitó desde hace 5 tristes años, no sé si me extrañan, ni siquiera sé si aun saben como me llamaba. Mis amistades han variado estos últimos años, no he conseguido nada pero si he perdido mucho y de los pocos que quedan, muchos me odian en secreto.

5 años en que olvidé la palabra amor. He tenido muchos amantes de los cuales no me siento orgulloso, he utilizado y me han utilizado a su antojo, he guardado un secreto que no debí guardar y estas operaciones son cada vez más caras y más dolorosas. He pensado en suicidarme como distracción y he pasado hambre por días entero. He tenido que vender mi dignidad y rentar mis sentimientos. He fingido placer y dolor, he fingido amar y han fingido amor hacia mí, he matado sin querer y escapado de mi mundo; he buscado un refugio y solo encontré cajas para cobijarme.

Hace 5 años tomé una decisión, cambiar mi cuerpo y burlarme de Dios, ocultarme de mi pasado, mi tormentoso pasado, olvidarme de las noches y transformarlas en mis días, mis mejores días Fuera del país cuando cada implante valía unos cuantos dólares y la oportunidad de llegar lejos. Fui engañado y abandonado en un país lejano, donde mis carnes eran devoradas por cualquier perro sucio con acento gallego.

Llevo 5 años avergonzando a mi familia, arrepintiéndose por lo que no me dieron o lo que me dieron en exceso, ocultándome de las visitas, diciendo que había viajado o cualquier otra sandez.
Cambié mi nombre un par de veces y de apellidos carecía, salté a la calle como una dama insegura y por dentro me sentía tan marica. Encontré un trabajo donde perdí lo poco de hombre que tenía, dejé de sentir dolor para transformarlo en placer, en un placer nauseabundo y sumamente repulsivo.

Fueron 5 años los que me oculte de aquel cabrón que hoy tengo frente a mí, 5 años donde solo recordaba su asquerosa respiración en mi espalda, 5 años de rencor, 5 años de soledad y dolor, 5 años para conseguir una maldita arma y apuntarle en la cabeza sin saber lo que iba a hacer, 5 años donde recordé el dolor que me causo, 5 años para cumplir mi venganza.

No me hace falta desnudarlo, el muy condenado ha venido hacia mí por un servicio y no sabe que mientras cree que me arreglo en el baño, ando planeando su muerte. 5 años en los cuales me a buscando por mar, cielo y tierra; y hoy da con mi paradero, 5 años para celebrar el mejor de mis cumpleaños. 5 años esta bala ha reposado para cumplir hoy su objetivo: acabar la vida del maldito que acabo con la mía, es por eso que salgo sigilosamente, él no se ha percatado de mi incursión en la habitación, está de espaldas viendo una película de bajo presupuesto, así que coloco el arma en su nuca y veo como voltea con una sonrisa inquieta y un poco perturbadora; pero hay algo en su sonrisa y en sus manos lleva otra arma.

Un último respiro de ambos, una plegaria a medias y el golpe seco irrumpen en toda la habitación, 5 años esperando poder descansar.

(Inspirada en una película española, Jueves 10 siendo las 4:30 am)

domingo, 6 de diciembre de 2009

No hace mucho

No hace mucho en un lugar un tanto desconocido para las trotamundos y muy aislado para los soñadores; lejos de todos y cerca de pocos, se hallaba un sujeto sin gracia, que andaba con un par de centavos en los bolsillos y sumamente desgreñado, de esos que hay por montones en la ciudad gris. Paseaba desde muy temprano fuera de un palacio de la zona (me refiero a una humilde casa de 2 pisos), donde pasaba inexplicables momentos admirando la edificación y sin pronunciar palabra alguna. Bajo ese falso palacio y justo debajo de los pies del pobre sujeto se encontraba la llave de dicha casa, que andaba por cierto, unos 5 años sin abrirse. Lo que pasaba dentro de él es un misterio, pocos saben del origen del sujeto y mucho menos del origen de la llave.

El sujeto solía hacer un hoyo cada vez más profundo con sus manos o lo que encuentre en el camino y hundía con furia la llave del palacio. Su pequeño tesoro, su pequeño secreto. Muchos adinerados que solían visitar eses zonas vestidos de payasos, para llevar un poco de “solidaridad”, solían mirar al sujeto con desprecio y le arrojaban unos cuantos centavos, de esos que suelen dar en las cajas de los supermercados, ya llevaba 23 monedas plateadas y 15 de las doradas, que, sin explicación guardaba en su mochila guinda que llevaba desde que llegó al pueblo.

En su estómago solo las tripas le sonaban y de comida no sabía mucho, su última cena fue una ensalada de rosas marchitas y un vaso de lluvia que venía juntando por estos días fríos en la ciudad gris. A pesar que el calentamiento global destruía paulatinamente el planeta, la ciudad gris se había degradado ya hace mucho, y no florecía más que espinas por redor. Las minas aledañas a la ciudad gris habían terminado por desaparecer lo que algún día fue una ciudad con color, transformó las risas de los niños en trabajadores prematuros, en pulmones contaminados, en sangre derramada.

El sujeto no sabía hablar, la falta de costumbre hizo que se olvidara de pronunciar palabra alguna, sus última palabra fue: Amen, antes que una barra de metal lo dejará inconsciente, sus dedos están llenos de tierra. Diariamente la tierra se compenetra con él, con su piel, con su identidad; pero eso no le preocupa, por el contrario eso lo hacía feliz, lo hace… como decirlo más feliz que las 38 monedas que guarda con anhelo, pues las recuerda, recuerda haber tenido muchas monedas en sus manos y la vez muchas manos sobre las monedas… también recuerda que solía vestir bien y que no enterraba objetos con las manos o que no tenía tantas heridas en el cuerpo. Pero lo que más recuerda es la ciudad de colores de la que se enamoró, con sus “palacios” y avenidas; con sus canales y sus balcones; con sus niños juguetones y sobre todo con la chica de sus sueños.

La orilla de los relaves ahora era su hogar, solía vivir solo y sumamente intoxicado, más o menos como vivía antes de ser lo que es hoy. De noche suele tocar un pequeño cajón que él mismo fabricó y que suele darle esperanzas de vida, de salvación.

Los niños salen de la mina sumamente intoxicados a buscar a este sujeto y empiezan a rodearlo para bailar al ritmo del cajón, que sin sentido es golpeado, pero en ese momento vuelven a ser niños y así no haya ninguna estrella y todo esté sumamente oscuro , la ciudad gris adquiere un poco de color. Rendidos por el cansancio terminan tendidos sobre el suelo, acurrucados por el seco viento, mientras el sujeto desliza un par de lágrimas al compás de su pequeño cajón que sigue siendo tocado sin sentido, sin un son.

viernes, 2 de octubre de 2009

La casa en el cielo

La casa en el cielo

En tiempos pesados como los que nos tocó vivir no por destino propio, si no por destino, a secas, se encuentran rodeados de problemas y papeles; de exámenes y llantos, de preocupación y cansancio, sin razón o con mucha razón, se quedan un buen tiempo observando su rostro, pensando en juegos de niños que nos hacían reír e incluso temblar, a oscuras o escondidos, en la calle o dentro de la casa, donde uno era feliz estando sucio, cuando el trago más estimulante era un buen vaso de leche caliente antes de dormir, cuando los dibujos eran más importantes que el amor, donde aprendieron a ser hombre o mujeres, donde se conoció el llanto como la sonrisa, cuando todo era grande y nosotros éramos pequeños, tan pequeños que no alcanzábamos, las cosas de la repiza que intencionalmente nuestros padres ponían nuestras cosas favoritas, donde los colores eran más importantes y que aprenderse los pesados cursos universitarios en una semana difícil o donde salir a pasear era una aventura con una mística especial diaria y nos gustaba ir descubriendo las cosas y ponerle nombres a las cosas, eran nuestros nombres, nuestros juegos, nuestros sueños.

Épocas en la que uno era niño y pensaba en niñas y las niñas pensaban en juegos y los juegos se complicaban cada vez más, y los niños dejaron de ser niños dándose cuenta que ya no lo eran. Ahora son hombres, grandes hombres, que tienen que trabajar para comer y poder respirar, con la gran satisfacción que al llegar a casa encontrarán a las que fueron niñas y hoy son sus esposa, con sus hijos, y les dirán cuanto los amas y ellos responderán con el mismo amor y eso será todo lo que necesiten para vivir. Y el sudor que antes era un juego hoy será un esfuerzo, un gratificante esfuerzo; mientras sus niños gozan de la niñez y miran niñas y las niñas miran juegos y cuando uno es niño los juegos lleno de sonrisas e inocencia terminan en un final feliz

jueves, 10 de septiembre de 2009

Dándole la mano a la muerte

Miles de caras buscando una explicación, el llanto mezclado con la desesperación irrumpe la sala y a lo lejos suena una sirena anunciando el descenso de un guerrero. Con miles de moretones en los brazos y agujas de dolor se despide el guerrero que luchó por no morir… aunque alcanzado por el destino yace sobre una cama blanca rodeado de galenos que duramente le cierran los párpados, sumiéndolo en la oscuridad de su batalla.

Buscando una explicación, a muchos metros de distancia los familiares se encuentran inertes, en silencio y cuestionándose ¿por qué Dios es tan cruel? , sin más ni más, el guerrero perdió la batalla sin previo aviso, no pudo más y dejó su último aliento en un cuarto de hospital rodeado de miles de doctores que con la frialdad más amaestrada apuntan su hora de defunción y sortean a la persona que informará a los más cercanos.

Mientras en la puerta de ingreso un niño de no más de 5 años cruza la tristeza, mostrando en su cabeza su desnudez obligatoria, mostrando que nadie está libre de la muerte, con una súper sonrisa en el rostro atraviesa los pasillos disfrutando de los globos más grandes que jamás en su vida tuvo entre sus manos, globos llenos de helio que revolotean en el aire, burlándose del tiempo, mientras la madre por otro lado pide al tiempo que sea más largo y no tan doloroso. Cruzan la salida y se pierden de vista por todos los que disfrutaron con su sonrisa la vida que se colaba frente a la muerte, dejando una moraleja de tristeza y dolor.


Mientras al otro lado del mundo me encuentro sentado e indiferente pensando en la desagradable enfermedad y la lógica muerte y logro percatarme de la tristeza e inexplicación del cruel destino, de la cruel muerte, del cruel adiós, que lentamente se va yendo lejos y lento, se va a enterrarse en un lugar que solo durará en el recuerdo por dos años de preocupación a lo máximo y al final después de que pase el duro tiempo será olvidado y quedará en el silencio, como lo hago yo ahora, escribiendo y abrazándome a una estúpida idea, sin buscar respuesta alguna, dejándome consumir pos el silencio, el silencio y al final la soledad que nos espera a todos bajo tierra y lejos del cielo, lejos de Dios

viernes, 24 de julio de 2009

Bienvenida a mi mundo

- Bienvenida a mi mundo – le digo mientras la rodeo en uno de mis tan dulces sueños.

Ella de espaldas y sin saber que es lo hace en esa hermosa playa que solo existen en los sueños. La abrazo y nos mentimos amor eterno con un falso beso que terminará en un amargo despertar, retornando a la triste soledad que me saluda con un día totalmente gris. Un día tan gris de los que ya estamos acostumbrados los soñadores, que pensamos en felicidad mientras dormimos, y hacemos cosas que jamás haríamos despiertos.

Trato de que este sueño dure un poco más que los anteriores, nunca sé como acaba o es qué en realidad no quiero saber como acaba, me da miedo que termine como debe terminar, uno lejos del otro y sin pronunciar palabra alguna, mientras se observan silenciosamente al extremo de una sala, vestidos de gala y uno tan solo consumiéndose en un vaso de Whisky, mientras al otro extremo de la sala ella ríe como de costumbre, acompañada de miles de personas que sin duda no conozco ni pienso conocer.

A lo lejos uno es valiente, piensa y dice lo que jamás dirá, trata de buscar las palabras correctas para no arruinar el momento como ya le ha pasado años atrás, parado frente a su falso amor, implorando compañía eterna en una palabra que con frecuencia solía sentir y solo su respuesta negativa y el frío de la calle se apoderaba de sus sentimientos.

Quedan frente a frente vestidos de gala y sin sonido alguno a su alrededor.
Todos desaparecen y quedamos solos, los dos sin saber que decir o pensar, solo nos vemos, nos observamos, nos analizamos, nos reímos y nos amamos.Nos amamos en el único lugar donde nos podemos amar: en mis sueños, y trato que nunca se acabe, qué dure por lo menos un par de horas más, un par de besos más, una historia más.

-Bienvenida a mi mundo- le digo cada vez que la veo en mis sueños, donde fingimos amarnos o por lo menos yo finjo que ella me ama, como nunca lo hará…. como yo lo hago.

lunes, 13 de julio de 2009

¿Volveré a escribir?

Creo que perdí el don de escribir, de transmitir mis pensamientos en una hoja virtual, en publicar aventuras que solo yo entiendo y disfruto viendo a los demás tratar de descifrarlo. Quizás haya perdido esa mística característica que me impulsaba a seguir escribiendo, a enredar las palabras y sentir esa sensación que recorría mi cuerpo escarapelando el más mínimo vello, haciéndome vivir batallas que jamás enfrentaré, por cobardía o simplemente por no querer tratar.

Un par de semanas atrás sentí que la mitad de mi alma se iba volando en un avión, que despegaba sin verla volar y me sumía entre mis sábanas un poco triste y avergonzado, mientras fabricaba estímulos que me hagan sentir bien y olvidar la pérdida. De noche la culpa me golpeaba reclamando muchas cosas las cuales no entendía, mi sistema cambio la noche por el día y los días ya no eran claros, si tornaban un tanto oscuros y respiraba con la luna, muchos llamaron a eso depresión otros falta de algo, yo solo atinaba a decir que era un desorden un tanto neurológico y seguía vendiendo mi alma cada segundo después de pasaba la media noche.

Un día en que pensaba que todo estaba saliendo bien, que los momentos buenos volvían y que los pensamientos que por muchos años me obligaron a tener se habían borrado; que el destino me ofrecía un nuevo comienzo y alguien perdonaba mi soberbia dándome una nueva esperanza, ese día el alcohol se volvió a convertir en odio las reacciones fueron las mismas, los disgustos y las caras largas se volvieron nuevamente similares, las promesas fueron nuevamente rotas, mientras esperaba frente al televisor que una promesa más se terminé de romper y la ira se apoderé de mis acciones y vuelva a caer en la misma reacción de todos los martes o miércoles en la humillación y la satisfacción personal, y un silencio nuevamente rompía mis oídos.

Y un avión regresó cargado de humillación y un poco de hipocresía, es verdad me olvide aumentar las discusiones. La hipocresía se encontraba parada con un globo en la mano, como queriendo tapar el que intencionadamente causo una semana atrás, por rencores tontos. El no amor se paraba alejado unos 20 metros o quizás un poco más y la soberbia se burlaba torpemente de la vida sin saber que la vida pronto se burlará de él… los abrazos no tardaron, las preguntas arremolinaron y las sensaciones se mezclaron creando nuevas sensaciones que terminarían transformándose en sentimientos falsos o quizás sentimiento guardados no usualmente expresados e inversamente utilizados en palabras como amor y odio.


No sé si vuelva a recuperar ese don, sí, el don de expresarme, de escribir enredando mis ideas, de lograr confundir y solo saber de que hablo cuando intento plasmar una idea, de retomar la batalla y seguir luchando contra tantas cosas que solo viven en mi mente y volver a enfrentarme victoriosamente a las diversas aventuras que habitan en mí, a tantas cosas que no me atrevo y con mis palabras logro cumplir, a encontrar eso que me falta y sentirme bien por unos segundos un tanto cortos…

quizás y ya no vuelva a escribir como antes lo hacia, como hace meses lo hacia, queriendo responder muchas cosas, quizás no lo vuelva a hacer, .... quizás…

jueves, 19 de febrero de 2009

No Recuerdo

Quizá fue tonto todo el tiempo que hoy doy por perdido y ni me entusiasmo por recordarlo. No recuerdo la última vez que te escribí deseándote muchos éxitos antes de afrontar cualquier tonto desafió.
No recuerdo la última vez que te dije que te amaba. Hoy todo la arena ha cubierto y el mar a hundido torpes pensamientos que andaban ciegos de tanto llanto.
No recuerdo la última vez que anduvimos de la mano pensando que el tiempo nos mantendría igual, sólo algo cenizos por los años, ni mucho menos recuerdo el último beso cuando pensábamos eran los más dulces y sinceros, no recuerdo las promesas de amor que nos jurábamos en las gélidas noches con historias felices y personajes mutuos, he olvidado cuándo fue la última vez que te abracé, quizás fue el abrazo más doloroso e incluso el más dulce. Pensé recordar las noches donde mis brazos cobijaron tiernamente tu falso amor e incluso no recuerdo tu respiración agitada en mi pecho cuando jurabas amarme para siempre o los miles de detalles que hoy he olvidado.
No recuerdo la última llamada que entre lágrimas perdía tu embustero amor, no recuerdo la última vez que tus ojos me decían “te amo” ni mucho menos cuando tu piel me comunicaba tantas cosas que hoy son tristes de oír, pensé no olvidar la primera rosa que te obsequié, ni la ultima torpe promesa de amor, no recuerdo los meses que pasé a tu lado ni recuerdo tus caricias con melancolía. Pensé no olvidar tus cosas favoritas ni las cosas que te fastidiaban, pues no recuerdo las palabras, ni las frases que ambos pronunciábamos, he olvidado como comenzó nuestra primera pelea frente a tantas personas por una tonta broma, ni las pequeñas cosas que compartíamos.
No recuerdo nuestros planes a futuro, ni el nombre de nuestros no hijos, he borrado el recuerdo del primer regalo que conservo en algún cajón de mi cuarto y tachado la primera carta que me escribiste y que guardo en una caja de metal con cosas que alguna vez fueron tuyas, he olvidado el sonido de tu risa repetitiva y el sonido de tu voz, ni recuerdo como era tu rostro al reír de mis tonterías, no recuerdo tantas cosas que tengo guardadas en mi memoria.
Lo único que recuerdo vagamente y con un poco de torpeza es que un día te amé como no pensé hacerlo y hoy con la cabeza sin tus recuerdos…. te recuerdo.

jueves, 8 de enero de 2009

¿Silencio penetrante?

En Realidad le temo a la muerte. Muchas veces me he encontrado indefenso, lleno de lágrimas y cubierto de un sudor tan helado que traspasa mi piel. Suelo cuestionarme lo que muchos tal vez nos hemos preguntado alguna vez, la relatividad de la vida con respecto a la muerte, e incluso repasado tiempo fantaseando con la inmortalidad y heme acá ahora frente a un papel pensando en lo poco he o voy a valorando mi vida, cuantos cigarrillos han ido acabando con mis pulmones, cuantas discusiones han alterado a mi sistema nerviosos central o las malditas despreocupaciones frente a los problemas de la vida y suelo atormentarme con la escalofriante idea de morir. ¿Es posible el silencio eterno? O llegar a una vida alterna donde cosechas lo que has sembrado por todo el tiempo. Al pensar en esto suelo sentir un gran vacío, una gran desesperación; el miedo me invade, rasgo mis brazos provocando un leve dolor que distancie por momento esa idea que me consume tontamente, la idea de pensar que la materia se acaba, que ya nada existirá, que todo será oscuridad para siempre y si digo para siempre, es para siempre, un hasta nunca, esa horrible sensación que en estos momentos inflama mis ojos, es mi gran tortura, temo al no existir, el no sentir y un cuestionamiento me invade ¿para qué vivir?, quede claro que este no es un pensamiento suicida, sino un grito de desesperación que impida rasgar nuevamente mis brazos e incluso mi pecho.¿Qué solución buscar? ¿Qué hacer para encontrar la respuesta que tanto añoro?
Soy deísta, lo acepto, a veces temo del que será, en realidad no es a veces, es siempre. Hablo con un Dios buscando una respuesta, una señal y el silencio nuevamente se apodera de mi sala. La sensación vuelve a amenazar, esa sensación que uno siente cuando piensa que ha perdido algo multiplicada en mi pecho me ataca por oleadas cada cierto tiempo, tengo que aceptar que muero de miedo (muero ¿irónico no?), como repito temo al silencio, al nunca jamás, al no sentir, al no respirar y ya no seguir girando como lo hace la tierra. A veces encuentro alguna esperanza que suele derrumbarse con un jalón de sentimientos, esta acción fue inspirada por una película y es ahora cuando la intranquilidad se apoderó de mi. Acepto que he derramado unas cuantas lágrimas y me he dañado para suplantar ese sentimiento, me sentí solo en el mundo y no hablo de compañerismo, si no hablo del sentido de la vida, de la muerte a la que siempre en mente huyo, pero que lentamente atraigo, con los descuidos y la maldita estupidez y no puedo incluso prometer separarme de las cosas que me van a acercando a mi gran temor, aunque suena algo incongruente, lo seguiré haciendo, así los dolores hagan dueño de mis órganos. Tengo miedo a lo que vendrá, quizás por eso odio el silencio, no quiero oír el silencio hasta el momento necesario, el momento en que todas mis ideas sean erróneas y que la sonrisa me invada sin un silencio penetrante.

martes, 6 de enero de 2009

El amargo

A veces, solo a veces, cuando suelo sentirme solo quisiera estar a tu lado y observarte , susurrarte al oído lentamente cuanto te extraño, pues lo hago, no tan seguido como lo imaginas pero de vez en cuando, cuando lo hago suelo suplantar tu rostro con algún nuevo recuerdo que sonríe a lo lejos sin pensar que exististe y aun vives.

Una gota de trago amargo se deslizaba por mi barbilla tras un leve descuido mientras te escurrías en mis pensamientos tan tontamente. La bohemia natural se apoderaba apresuradamente de mis venas. Salud!!! Repetía constantemente cada vez que el vaso llegaba a mis manos. Pesé repentinamente en lo ridículo que me veían mientras cantaba a gritos leves una canción un tanto conocida, mientras la conversación gira en torno a los baños del Inca y por descuido derramé un tanto de licor por mis pantalones, bebí un sorbo largo, mientras un cuadro de cristo me devolvía una mirada huraña, encendí mi sexto cigarro de la madrugada y una anécdota hizo reaccionar mi sistema nervioso simpático provocando una leve sonrisa. El cigarro se ahogo en un vaso en donde ya habitaban otras colillas consumidas, mientras Feliciano sonaba en la radio de un CD un tanto cantinero que daba vuelta en mi subconsciente atormentado, el séptimo ahogaba mis pulmones lentamente, quizás las revoluciones de una luz navideña limitaba mis sentidos. El alcohol se consumía sagazmente. Es tiempo de terminar mi relato, pues temo llegar a las incoherencias que le alcohol brinda, disculpe lector pues mis reflejos andan contra mi voluntad… espero no llegar a aburrirlo pero me parece interesante que llegue al final de este torpe relato…
Enjuague mis labios con el amargo alcohol nuevamente y proseguí con la lenta tertulia…